EDITORIAL


Estimadas y estimados lectores,

 

Las amenazas emergentes y reemergentes en materia de salud, han demostrado que existe solo una vía efectiva para contener y palear los efectos negativos a la salud individual y colectiva de la población; más aún si estas se realizan de manera anticipatoria y sistemática: la intervenciones intra e intersectoriales de promoción y prevención de la salud; de tal suerte que contribuyan a la adopción de hábitos saludables que favorezcan el disfrute de una vida plena, íntegra y longeva, incrementando a su vez la calidad de vida de las personas.

Una herramienta útil del Sistema de Salud en México para garantizar este derecho de acceso a un paquete garantizado de prevención y promoción de la salud, es la Cartilla Nacional de Salud que con base a la línea de vida, compila las intervenciones basales e indispensables que cada persona debe recibir en cada contacto con los servicios de salud tanto públicos como privados, para minimizar sustancialmente el riesgo de contagio o desarrollo de las principales enfermedades, dependiendo las características biológico conductuales de la población a lo largo de su vida.

Sin lugar a dudas, son las escuelas los aliados estratégicos por excelencia para ejecutar estas intervenciones de carácter preventivo, toda vez que en estos centros de concentración poblacional, convergen los conocimientos académicos con los conductuales que forman los hábitos entre las personas, asumiendo consciencia de sus actos y omisiones en cuanto al cuidado de su salud e integridad física.

El cuidado de la salud requiere necesariamente del desarrollo de una serie de conocimientos, actitudes y habilidades que no pueden ser improvisadas, por el contrario, deben ser minuciosamente cuidados y planificados para que sean vinculados e interiorizados en todas las etapas de la vida, y por tanto, deben proporcionarse los medios necesarios para aprender a cuidarla.

En el artículo original de este volumen, podremos apreciar los resultados del estudio descriptivo de las conductas de los jóvenes estudiantes en función de las intervenciones integrales detalladas en la Cartiila Nacional de Salud correspondiente a este grupo poblacional y sus diferencias entre estudiantes de diferentes sedes de la Universidad Autónoma de Quintana Roo. Asimismo, estamos ansiosos porque usted se deje envolver con el caso clínico y los artículos de revisión que se presentan en esta ocasión, que sin lugar a dudas captarán su interés desde las primeras líneas. Porque la lectura, también es salud.

 

 JUAN CARLOS ESPARZA OSNAYA 

Jefe del Departamento

de Promoción de la Salud

 

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